Falta de concentración por ansiedad: cómo tratarla

Si las afecciones psicológicas están siendo las protagonistas de este siglo, la falta de concentración por ansiedad es una de las consecuencias de un estilo de vida demasiado exigente y demandante. Por este motivo, vamos a guiarte en el alivio de la ansiedad y el estrés.

Qué es la ansiedad

La ansiedad es un conjunto de emociones compuesto por el temor, la inquietud y la angustia.

Esta incómoda sensación forma parte de nuestra naturaleza y tiene como objetivo prepararnos para reaccionar ante una situación peligrosa, ya sea emocional o física.

Sin embargo, la ansiedad es considerada un problema cuando el peligro interno es percibido por la persona como una amenaza desproporcionada y esta desconoce cómo responder adecuadamente a este potencial peligro.

La ansiedad se caracteriza por una serie de síntomas que pueden aparecer como indicadores de un periodo de estrés prolongado, una situación de profundo nerviosismo o trastornos psicológicos más complejos.

Entre los síntomas más comunes podemos encontrar sensación de ahogo, dificultad para respirar, palpitaciones, angustia, y cambios en el estado de ánimo. Asimismo, la falta de concentración por ansiedad es otro de los indicadores a tener en cuenta.

 

Se considera que el origen de la ansiedad se encuentra en la predisposición genética; sin embargo, también se consideran los momentos y situaciones estresantes durante la infancia, la adolescencia y la adultez.Este hecho suele generar ciertas consecuencias que afectan a nuestro día a día, y la falta de concentración es una de ellas.

Falta de concentración: ¿cómo nos afecta a nuestro día a día?

La dificultad para concentrarse durante las actividades diarias como estudiar, trabajar o leer puede ser un claro indicativo de un problema subyacente. Los imprevistos desencadenan angustia, los cambios no suelen ser bien recibidos… Lo que antes requería una mínima atención, ahora se nos hace un mundo.

La falta de concentración por ansiedad, por su parte, suele estar caracterizada por el embotamiento mental o la sensación de tener muchas cosas en la cabeza; una especie de exceso de pensamientos. También solemos encontrar la dificultad para enfocarnos en un único asunto o tema, y una sutil sensación de irrealidad, como si todo lo que sucediese a nuestro alrededor nos fuese ajeno.

Olvidar detalles y carecer de paciencia con nuestro ambiente son dos de los síntomas que acompañan a la dificultad para concentrarse. Hemos de recordar que la concentración no es sino enfocar la atención en aquello que es de tu interés, y si bien la ansiedad ha de ser tratada, la buena noticia es que la atención es una actividad que se puede entrenar y que este hecho ayuda a aliviar la ansiedad y el nerviosismo.

Cómo aliviar la ansiedad y el estrés

Aprender a aliviar la ansiedad y los nervios puede suponer un antes y un después en nuestro día a día; de modo que, con el objetivo de desarrollar la concentración y mejorar el enfoque de nuestra atención, podemos realizar una serie de prácticas que nos ayudarán, también, a reducir la ansiedad y el estrés.

Una de las actividades que más nos beneficia es la práctica de un deporte o ejercicio físico. La mayoría de las veces basta con una actividad sencilla como salir a caminar a un paso ligero o pasear en bici. De cualquier forma, el ejercicio constante y moderado no solo nos ayuda a desarrollar la concentración, sino a liberar la tensión acumulada.

Otra buena práctica es la de traer a la mente momentos agradables; recordar una situación que te haga sentir relajado o imaginar un escenario en el que poder respirar paz.

Si, en cambio, queremos hacer uso de técnicas o ejercicios más calmados, relacionados con la potencia del yin, podemos optar por la práctica del mindfulness, también conocida como la atención plena a través de la cual podemos conectar con el momento presente haciendo uso de la respiración y la observación; una opción compasiva y sencilla de cuidarnos.

También cabe mencionar la meditación para las personas que desean adentrarse en la consciencia de la respiración. Para ello, tomamos asiento y colocamos el cuerpo cómodamente. Cerramos o entornamos los ojos y llevamos la atención a la respiración; cómo entra y sale el aire por nuestra nariz.

Es bastante habitual darnos cuenta, de repente, que la mente ha comenzado a divagar. Este hecho no es un problema, ya que la naturaleza de la mente es esta. Sencillamente volvemos la atención a la respiración, y comenzamos de nuevo cuantas veces haga falta.

Por último, otra forma dinámica para desarrollar la concentración es gestionando nosotros mismos los descansos mentales. Para ello, cuando nos encontremos en una situación de tensión o de exigencia, podemos salir a tomar el aire, hablar brevemente con un compañero o familiar, o hacer unos abdominales. Se trata de liberar, poco a poco y con conocimiento, la saturación.

Cómo puede ayudarnos la LNT

Desde un punto de vista holístico, el ser humano está compuesto por un cuerpo físico, emocional y espiritual. Así, comprendemos que la enfermedad puede originarse en alguno de estos cuerpos.

Cuando tratamos la ansiedad, nos encontramos con que, desde LNT, la ansiedad es el reflejo de un estilo de vida que ha perjudicado al globo energético. Este globo, que rodea todo nuestro cuerpo, ha sufrido un estrechamiento y ha provocado que el cuerpo quede atrapado en un globo muy delgado.

La Nueva Terapia actúa, primero, midiendo la fuerza psíquica de la persona, ya que quienes padecen de enfermedades psicológicas suelen contar con fisuras en el globo energético, por medio de las cuales se pierde energía.

El terapeuta de la LNT tiene como objetivo cerrar estas fisuras y encontrar el origen de la ansiedad. Gracias a este proceso, el paciente comienza a generar cambios en su vida, desarrollando el concepto de amor propio y autocuidado.

La ansiedad, los nervios y el estrés, si bien pueden resultar muy desagradables, tienen una función orgánica que no debemos despreciar; y es que ¡nos están comunicando información!

Por ello aceptar la ansiedad puede ser uno de los primeros pasos para, finalmente, tratar la falta de concentración por ansiedad.